—Alfa Hansson —saludo una empleada de la casa Marchetti al verlo allí en la puerta. La mujer no dudo en mostrar su desconcierto, ya que no estaba avisada de que vendría alguien importante a visitar al rey.
—Hola… mmm… vengo a ver a la princesa Kazuma —le dice.
—Espere allí, le diré que la busca —este solo asintió para observar la enorme sala sin detenerse en los detalle, no era fanático del lujo y no entendía mucho ciertas obras de artes que ocupaban las paredes blancas del lugar.
—Gunnar —llamo Kazuma a lo que el alfa se giró a verla, ni siquiera logro olerla o percibir su presencia lo que llevo a que frunza su ceño confundido.
—¿Por qué no logro olerte? —interrogo a lo que esta levanta su mano mostrando la pulsera, Gunnar camino hasta ella y la sujeto antes de que la baje. Observo por un instante a Kazuma quien entendió el mensaje y asintió para que este retire aquella reliquia que evita que logre sentir su olor.
—Mucho mejor —gruño bajo provocando una sonrisa por parte de la prince