Alina
El silencio que sigue a la partida de Ezra es casi ensordecedor. Solo el sonido de mi respiración entrecortada perturba la noche. Damon me abraza, sus brazos formando una barrera protectora a mi alrededor. Su aliento caliente roza mi sien, y sus latidos resuenan contra mi mejilla.
— Alina…
Su voz es áspera, impregnada de esa preocupación sorda que no logra ocultar. Me quedo inmóvil, el cuerpo entumecido, la mente aún atormentada por la presencia de Ezra.
— Él... él casi...
Me detengo, incapaz de nombrar lo que siento. Un escalofrío recorre mi nuca. El calor de Damon intenta calmarme, pero en el fondo de mí, el veneno de Ezra sigue filtrándose.
— Él todavía tiene poder sobre ti, murmura Damon mientras hunde su rostro en mi cabello.
Cierro los ojos, incapaz de negar la evidencia.
— No entiendo por qué el vínculo es tan fuerte... Por qué no puedo resistirle.
Damon me aparta suavemente para sumergir su mirada en la mía.
— Porque plantó esa semilla en ti hace much