Alina
El viento silba en el claro, levantando remolinos de hojas muertas a nuestro alrededor. La presencia de Ezra se ha disipado, pero su sombra aún planea sobre mi piel. Damon aprieta mi mano en la suya, su mirada dorada escrutando el oscuro bosque con una intensidad protectora.
— Volverá, murmuro.
— Lo sé.
Damon se mantiene erguido, la tensión vibrando en sus músculos. Está listo para pelear, listo para hacer cualquier cosa para protegerme. Pero en el fondo de mí, un miedo sordo se propaga: ¿y si no es suficiente?
— No tienes que llevar esto sola, Alina.
Lo miro fijamente, con la respiración entrecortada.
— Estoy ligada a él. Lo sentiste. Siempre tiene acceso a mí, incluso si…
Damon coloca una mano caliente sobre mi mejilla, obligándome a mirarlo.
— Ese vínculo se está debilitando, dice con voz rasposa. Él lo siente. Por eso está tan agresivo.
Cierro los ojos, buscando una fuerza interior que me cuesta encontrar.
— Si no puede tenerme… te matará.
— Puede intentarlo, responde Damon,