El viento aúlla a través de las copas de los árboles, un soplo helado que hace temblar la noche. Estoy de pie en la cima del acantilado, con la mirada perdida en la oscuridad que se extiende bajo mis pies. La luna ilumina débilmente los contornos del bosque, y a lo lejos, percibo el latido sordo de un corazón.
Su corazón.
Late lentamente, con calma, como si estuviera a salvo. Como si pudiera escaparse de mí.
Una mueca nace en mis labios.
— Se equivoca.
Mi mano se cierra alrededor del medallón que llevo al cuello. La piedra en el centro pulsa con una luz oscura, en resonancia con el vínculo que me une a ella.
Cierro los ojos, y una oleada de energía atraviesa mi cuerpo. La conexión sigue ahí, frágil pero viva. Alina me resiste. Intenta olvidarme en los brazos de Damon, pero no puede romper lo que soy. Lo que somos.
Extiendo mi mente hacia ella, deslizándome como una sombra a través del hilo del vínculo. La siento.
Su calor.
Su aliento. Su deseo…Pero de repente, una barrera fría se erige entre nosotros. Damon. Él la protege, erguido como un muro infranqueable.
Mis ojos se abren de golpe. Un rugido sordo surge de mi garganta.
— Él cree que puede quitármela…
Un movimiento en la sombra llama mi atención. Giro la cabeza.
— Pareces molesto, Ezra.
Seth emerge de la penumbra, su largo abrigo negro flotando a su alrededor. Sus ojos de un rojo profundo brillan en la oscuridad.
— No es asunto tuyo entender mis tormentos, Seth.
Se acerca, una sonrisa carnívora en los labios.
— Estás perdiendo tu control, hermano. Alina te resiste… y no está sola.
Mi mano se tensa sobre el medallón.
— No podrá huir de mí para siempre.
Seth inclina la cabeza.
— ¿Estás seguro de eso?
Clavo mi mirada en la suya.
— He grabado mi nombre en su alma. Ella es mía.
Seth se ríe suavemente.
— Quizás. Pero ella comienza a pensar de otra manera.
— Se equivoca.
— ¿Estás tan seguro?
Me acerco a él, mis ojos brillando con un fulgor rojo sangre.
— Lo siento en su corazón. El miedo. El deseo. La vacilación.
Acaricio la piedra negra entre mis dedos.
— Solo hace falta un paso en falso… y volverá hacia mí.
Seth levanta una ceja.
— Si crees eso, ¿por qué dejas que Damon la mantenga?
Mis labios se estiran en una sonrisa fría.
— Porque cuando llegue el momento… le arrancaré el corazón ante sus ojos.
---Alina
Despierto de un sobresalto, con la respiración entrecortada.
Mis dedos se aferran a la sábana mientras la sensación helada del contacto de Ezra se disipa lentamente. Mi corazón late furiosamente en mi pecho.
— Alina?
La voz grave de Damon me devuelve a la realidad. Está sentado a mi lado, sin camisa, su rostro tenso por la preocupación.
— Yo… lo sentí.
Damon se inclina hacia mí, sus manos enmarcando mi rostro.
— ¿Ezra?
Asiento, con los labios temblorosos.
— Está cerca… Intenta obligarme a volver con él.
Un rugido sordo surge en el pecho de Damon. Sus ojos se oscurecen y un destello dorado danza en sus pupilas.
— No tendrá esa oportunidad.
Me abraza suavemente, su aliento cálido acariciando mi sien.
— Estás a salvo aquí.
Pero sé que solo es un respiro temporal.
Damon acaricia mi mejilla con la punta de los dedos.
— ¿Qué te dijo?
Cierro los ojos.
— Que me posee. Que vendrá a buscarme.
Damon se queda inmóvil. Su respiración se vuelve más corta.
— Nunca tendrá esa oportunidad, murmura.
Lo miro, con el corazón palpitante.
— Damon… ¿y si tiene razón? ¿Y si soy parte de él?
Damon me empuja suavemente para mirar en mis ojos.
— No. Eres libre, Alina. Me elegiste a mí, no a él.
Quiero creerlo. De verdad. Pero la duda se infiltra en mi mente como un veneno.
— ¿Y si me arranca la elección?
Los ojos de Damon se vuelven de un oro líquido.
— No lo hará.
Sus brazos se cierran a mi alrededor, su torso sólido contra mi pecho.
— Mientras yo esté vivo… nadie te quitará de mí.
Me estremezco.
— Te matará si es necesario.
— Lo intentará.
Hay una amenaza en su voz, un rugido primitivo que resuena en mi pecho. Damon está dispuesto a pelear por mí. A morir por mí.
Coloco una mano en su pecho.
— No me dejes caer, murmuro.
— Nunca.
Se inclina y me besa con una ternura posesiva, como si quisiera grabar su presencia en cada parte de mi piel.
Su beso se profundiza, y mis manos se deslizan por su espalda. La tensión entre nosotros se vuelve eléctrica.
— Alina…
Sus labios dejan mi boca para descender por la curva de mi cuello.
— Damon…
Su nombre resbala entre mis labios como un susurro.
Sus manos se deslizan bajo la sábana, acariciando mi piel desnuda. Mi cuerpo responde de inmediato a su contacto, arqueándose hacia él.
— Soy tuya, murmuro.
Se detiene, su respiración entrecortada.
— No digas eso.
— ¿Por qué?
Sus ojos brillan en la oscuridad.
— Porque si eres mía… podría nunca dejarte ir.
Lo miro.
— Entonces no me dejes ir.
Se tensa, su mirada endureciéndose.
— Ezra no ganará, Alina. Lo mataré antes de que te toque de nuevo.
Sus labios encuentran los míos con una ferocidad bruta, como una promesa silenciosa.
---Ezra
Siento el calor de su beso. La conexión entre ellos.
Mis ojos se abren, ardiendo con un fulgor rojo sangre.
— ¿Él cree que puede mantenerla?
Una sonrisa cruel deforma mis labios.
— Solo es cuestión de tiempo.