El viento silba a mi alrededor, levantando mi cabello en una danza salvaje. Corro a través del bosque, el corazón latiendo con fuerza. Mis pies descalzos rozan el suelo húmedo, pero no le presto atención. Lo único que me obsesiona es esa voz.
— Alina…
El susurro serpentea en mi mente como un veneno dulce. Dulce e insidioso.
— Ven a mí.
Mis piernas me llevan hacia el claro. Debería haber dado la vuelta. Debería haber resistido. Pero el vínculo es demasiado poderoso. Me llama, me envuelve, me atrae.
La luna está llena esta noche. Ilumina el claro con un brillo plateado casi irreal.
Él está allí.
Ezra.
Apoyado contra un árbol, vestido con un simple pantalón negro. Sin camiseta, su piel pálida contrasta con la oscuridad circundante. Su cabello negro cae en mechones desordenados alrededor de su rostro, y sus ojos… esos ojos negros me atraviesan.
— Has venido, susurra, una sonrisa perezosa en los labios.
Me detengo a unos metros de él, respirando con dificultad.
— ¿Por qué? susurro.
Él se aparta del árbol y avanza lentamente hacia mí.
— Conoces la respuesta.
Sacudo la cabeza, retrocediendo un paso.
— No. Me has llamado. Has manipulado el vínculo.
— Eres tú quien lo ha abierto.
Él está tan cerca ahora que siento el calor de su cuerpo.
— ¿Sientes esa quemazón, Alina?
Cierro los ojos.
— Para…
Sus dedos rozan mi mejilla. Me estremezco.
— Si realmente quisieras que parara, no habrías venido.
Me tenso.
— Damon…
Ezra gruñe al evocar su nombre.
— Él no puede entender lo que compartimos. Este vínculo… no es algo que se pueda romper.
Abro los ojos, encontrando su mirada.
— No es real.
Una sonrisa cruel retuerce sus labios.
— Mientes.
Su mano se desliza por mi nuca, tirando suavemente de mí hacia él. Mi corazón se acelera.
— Ezra…
— ¿Sientes ese calor? ¿Esa necesidad?
Lucho por liberarme, pero mis músculos se niegan a obedecer. Mi cuerpo lo reclama, mi alma lo reconoce.
Él inclina la cabeza, sus labios rozando mi oído.
— Déjame mostrarte lo que significa pertenecerme.
Cierro los ojos, atrapada entre el miedo y el éxtasis.
Pero de repente, una sombra salta entre nosotros.
— ¡No la toques!
Damon.
Reabro los ojos justo a tiempo para ver a Damon agarrar a Ezra por el cuello. Lo lanza violentamente hacia atrás, haciéndolo chocar contra un árbol con un golpe sordo.
— ¿Te atreves? gruñe Ezra, sus ojos brillando con un destello mortal.
Damon muestra sus colmillos, todo su cuerpo temblando por la ira.
— Te arrancaré ese vínculo.
Ezra se reincorpora, sus músculos ondulando bajo su piel.
— Inténtalo.
Se lanzan el uno contra el otro en un estruendo de garras y colmillos. Damon derriba a Ezra al suelo, pero este rueda, haciéndolo caer. Se agarran, el suelo temblando bajo la fuerza bruta de su enfrentamiento.
Coloco una mano en mi pecho, jadeando.
— ¡Deténganse!
Ezra bloquea a Damon, forzándolo al suelo.
— ¿Realmente crees que puedes robarme lo que me pertenece?
Damon ruge y lo empuja con una rodilla en el pecho. Se levanta, los colmillos al descubierto.
— Ella no te pertenece.
Ezra se ríe.
— ¿Quieres apostar?
Se vuelve hacia mí, extendiendo una mano.
— Alina… ven.
Siento el vínculo vibrar en mi mente, atrayéndome hacia él.
— ¡Alina, no! grita Damon.
Mi cuerpo avanza por sí mismo, mis músculos reaccionando al vínculo. No puedo luchar.
Ezra extiende la mano.
— Ven.
Mi pie roza el suelo…
Y una descarga de dolor explota en mi cabeza.
Grito al caer de rodillas, mis manos presionadas contra mis sienes.
— ¡Alina!
Damon está a mi lado en un instante, abrazándome.
— ¿Qué le has hecho? gruñe.
Ezra avanza lentamente, su sonrisa cruel congelada en su rostro.
— Esto es solo el comienzo.
Damon gruñe, un destello dorado iluminando sus ojos.
— Te mataré.
— Si pudieras hacerlo, ya lo habrías hecho.
Ezra desaparece en la niebla, dejándome temblando en los brazos de Damon.
Mi cuerpo entero está en llamas, consumido por la fuerza del vínculo.
— Alina, susurra Damon acariciando mi cabello.
Levanté la vista hacia él, mis ojos nublados por las lágrimas.
— Él… él me controla.
— No. Eres más fuerte que eso.
Sacudo la cabeza.
— No si el vínculo crece aún más…
Me abraza más fuerte, su frente contra la mía.
— Entonces lo romperemos. Juntos.
Cierro los ojos, la respiración entrecortada.
— ¿Y si ya es demasiado tarde?
— Nunca será demasiado tarde.
Me acurruco contra él, pero en el fondo de mí, sé que Ezra no se rendirá.
---Ezra
Estoy en la sombra, observando el claro vacío.
Ella ha venido a mí.
Aún no lo comprende, pero el vínculo ya está comenzando a cambiarla.
Es solo cuestión de tiempo.
Paso la lengua por mis colmillos, una sonrisa carnívora en los labios.
— Pronto, Alina… pronto, no podrás resistirme más.
El viento acaricia mi cabello mientras desaparezco en la noche.