La reunión de la tarde se desarrollaba con normalidad. Alejandro repasaba los avances del proyecto con su tono analítico, mientras José Manuel intervenía ocasionalmente con observaciones estratégicas. Eliana, como siempre, escuchaba con atención, pero su mente no estaba del todo en la conversación. Algo en el comportamiento de Isaac le parecía inusual.
A diferencia de otros días, donde su actitud relajada le daba un aire despreocupado, ahora estaba serio, incluso distante. No hacía comentarios irónicos ni intentaba aligerar la tensión, como solía hacerlo. Algo lo tenía inquieto.
De repente, Isaac carraspeó y se enderezó en su asiento.
—Antes de continuar, necesito decirles algo —anunció con un tono firme.
Eliana giró la cabeza de inmediato hacia él, sintiendo que su pecho se apretaba sin razón aparente.
—Se me presentó un asunto personal y debo viajar a Nueva York por unos días. Mañana en la mañana tomo el vuelo.
El silencio cayó sobre la sala.
Alejandro asintió con comprensión.
—Tóma