Ameline sintió que todo su mundo se desmoronaba a su alrededor.
¿Embarazada?...
Embaraza de Seth Rinaldi, su secuestrador, el mafioso más peligroso de la ciudad, su maltratador, el poderoso empresario… el hombre que más odiaba en todo el mundo…
Frunció el ceño, repasando las palabras de Seth.
Él… le había dicho que quería que ella fuera su esposa…
Ja, eso jamás lo iba a aceptar… primero sobre su maldito cadáver.
“La familia es lo más importante” dijo él, pero no confiaba en la palabra ni de Prissy ni de su madre o madrastra para dejar de maltratarla y darle un trato más digno, y sobre todo no confiaba en ellas cuando le decían que debía confiar en que Ameline en verdad no tenía su maldito reloj.
“Es un monstruo, un mentiroso, no me importa si dice que su palabra vale algo, hasta ahora su palabra no ha sido más que pura mierda para mí, su palabra me mantuvo encerrada, hizo que me golpearan y que pasara hambre y sed, que no viera la luz del sol por semanas…” pensó dolorosamente.