—No creas que te digo todo esto para que pienses que soy una especie de héroe, la verdad es que hago muchas cosas moralmente cuestionables, lo admito —Seth continuó hablando, encogiendo los hombros—, pero es la verdad, Ameline.
¿Lo era? ¿Era realmente la verdad? ¿O solo un embellecimiento de la verdad?
Parecía sincero, pero… este era el hombre que la aprisionó y maltrató, nunca lo creería una blanca paloma, y nunca iba a confiar en él si él no confiaba en ella.
“El ladrón cree a todos de su misma condición”, se dijo a sí misma. “Él desconfía de mí y cree que soy una mentirosa súper dotada y una estafadora porque seguramente él lo es, y tal vez yo sí sea una ladrona, pero no una súper mente criminal como él”.
Cruzó los brazos, alzando mucho la barbilla.
—No voy a creer que es la verdad solo porque tú lo dices —aseguró, y él asintió lentamente.
—Lo entiendo.
Bueno… al menos se lo tomaba bien.
—Y quiero que sepas te digo esto también para llegar a un acuerdo, a un entendimiento, po