(Narrado por Isabella)

Desperté con la cabeza palpitante, como si alguien golpeara un tambor dentro de mi cráneo. Mis párpados pesaban toneladas y cada músculo de mi cuerpo dolía, como si hubiera corrido kilómetros durante la noche. Sentía la garganta seca, la respiración entrecortada… y una sensación extraña, una mezcla de ansiedad, desconcierto y algo más que no me atrevía a nombrar.

Parpadeé lentamente, tratando de enfocar la habitación. Por un segundo, mi mente estaba en blanco. Pero entonces mi mirada cayó sobre la cama… y el aire se atascó en mi garganta.

La ropa estaba esparcida por el suelo, desordenada, caótica, como si un huracán hubiera pasado por ahí. El vestido negro que llevaba anoche yacía arrugado junto a mis tacones, mi ropa interior tirada junto a una silla, y un aroma denso llenaba el aire… un olor a sexo, a sudor, a deseo consumido. Tragué saliva con dificultad mientras la realidad empezaba a caer sobre mí en pedazos.

Cerré los ojos y, como un relámpago, algunos fl