(Presente)
(Narrado por Isabella)
El silencio en esta casa era tan sofocante como las paredes de mármol que me rodeaban. Alessandro apenas me dirigía la palabra; su indiferencia era un muro que nunca lograba atravesar. Y, aun así, su sola presencia me imponía, como si mi respiración tuviera que ajustarse al compás de la suya.
Esa noche, mientras él trabajaba encerrado en su despacho, me refugié en mi habitación. El sonido del teléfono me sacó de mis pensamientos. Miré la pantalla: Lisa. Dudé unos segundos antes de contestar.
—¿Hola? —dije, intentando sonar casual.
—¡Isaaaa! —exclamó ella al otro lado, con ese entusiasmo inagotable—. Hace siglos que no hablamos. Pensé que te habías olvidado de mí.
Sonreí débilmente. —He estado… ocupada.
—Ya lo sé, la señora casada. —Su tono fue juguetón, pero detrás de la broma había incredulidad—. Todavía me cuesta creerlo. ¿Tan rápido te atraparon?
—Fue una decisión que tuve que tomar —respondí, sin dar más detalles.
Lisa rió suavemente. —Bueno, just