El sol aún no asomaba cuando fuertes golpes en la puerta irrumpieron en el silencio del amanecer. Sobresaltada, Sol se incorporó en la cama, se puso sus pantuflas y una bata que cubría su cuerpo.
Tomó el celular de la mesita, y una mezcla de asombro y desconcierto la invadió al ver la hora " las tres de la mañana".
—¿Quién puede ser a esta hora? —pensó, mientras otro golpe más fuerte la hizo estremecer.
Respiró profundo, se acercó a la puerta y miró por la rejilla. Al otro lado se distinguía la silueta de un hombre.
Asustada, retrocedió hasta la cocina y tomó un cuchillo con manos temblorosas.
Con las manos temblorosas, marcó el número de Maggie. Después de unos timbres, su amiga respondió.
- ¿Sol? ¿Qué haces despierta a las 3 de la mañana? ¿Estás bien? —preguntó Maggie con voz cargada de preocupación.
- Hay un hombre golpeando la puerta. Me despertó de golpe. Maggie, ¿estás esperando a alguien? —dijo Sol sin apartar los ojos de la entrada.
- No, claro que no. Tranquila, voy a lla