El aire en la terraza se espesó de repente. El señor Drucker, con la respiración entrecortada, apenas logró articular.- Sí - un monosílabo cargado de una tensión que parecía consumirlo por dentro.Intentó dar un paso al frente, saliendo del trance que lo tenía paralizado. Pero al pasar junto a Sol, sus piernas flaquearon y, sin pensarlo, se apoyó en Sol, quien sintió el peso de su cuerpo y el calor anormal de su piel.-¿Señor Drucker, está bien? - preguntó Sol, sosteniendo su brazo con fuerza.Él levantó la mirada. Algo en sus ojos había cambiado. Había una corriente extraña, una chispa eléctrica que no parecía humana. Sol retrocedió un poco, incómoda, pero antes de que pudiera reaccionar, Drucker la tomó del rostro y la besó con violencia, con una fuerza cargada de deseo y confusión.Sol quedó inmóvil por un segundo, el contacto de sus labios le provocó una mezcla de conmoción y pánico. Intentó apartarse, empujándolo, pero su agarre se volvió más firme. La mano de él descendió con d
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