En la habitación, Alicia caminaba de un lado a otro, incapaz de contener la desesperación que le oprimía el pecho.
- Es ella… no puede ser una ilusión - susurró para sí, mientras trataba de controlar el temblor en sus manos.
El eco de sus pasos se mezclaba con el suave zumbido del aire acondicionado. La habitación, ordenada pero fría, parecía encerrar su mente en una espiral de ansiedad. De pronto, un pensamiento la golpeó con fuerza, obligándola a detenerse en seco.
- Ella no me reconoció… ni siquiera el nombre de Aysel le resultó familiar. Algo está muy mal.
Sin pensarlo más, tomó su teléfono de la mesa y marcó un número. Tras unos segundos, el timbre cesó y Alicia habló con rapidez, su voz cargada de urgencia.
- Quiero que investigues la vida de una enfermera llamada Sol. Trabaja en el hospital central. Necesito esa información lo antes posible.
- Entendido, señorita - respondió una voz profunda al otro lado.
Alicia guardó el teléfono y por un instante se quedó inmóvil. Un sentimie