Me toma del brazo y tira de mí con fuerza, haciendo que pierda el equilibrio.
—Termina— Me ordena con voz autoritaria y amenazante.
—No soy tu esclava Ares, estoy aquí para ayudarte con tus corceles— Lo miro a los ojos. —Me incómoda tu presencia y no me dejas trabajar tranquila, necesito estar concentrada—
— ¿Te molesta mi presencia? — Dice con sarcasmo mientras acerca su rostro al mío. —No eres la primera ni la única que dice eso de mí, niña, pero como te dije, estas en mi castillo y hago lo que se me da la gana—
—En ese caso, trabajaré cuando no estés en el jardín, lo digo enserio Ares, necesito estar concentrada en lo que hago y el verte ahí parado mirándome de forma amenazadora constantemente me desconcentra— Pongo una de mis manos sobre la suya y la aparto con suavidad. —Si no me miradas constantemente de esa forma, no tendría ningún problema con que te quedes—
Abre un poco los ojos y una expresión de sorpresa se dibuja en su rostro, pero solo por unos segundos.
—Ah… en ese caso…