Mundo ficciónIniciar sesiónDurante muchos siglos, las cosas entre Zeus y Hera han sido muy difícil, al punto de ser insostenibles, pero repentinamente ambos dioses decidieron apartarse de todo y todos, creando un palacio en los confines del Olimpo. Muchos dioses se sentian curiosos por saber que les sucedia, pero nadie se atrevia a meterse entre ellos, por miedo a la represalias de la diosa Hera. Una noche, el llanto de un bebé pone en alerta a todos los dioses, pero los únicos en tener el valor de ir a investigar son Atenea, Artemisa y Dionisio. Los tres buscan por todo el Olimpo el origen del llanto, hasta que encuentran el palacio de los gobertantes supremos. Tratan de llegar al fondo de la situacion e intentan entrar al palacio, pero son detenidos por unos guardias, Zeus al ver el alboroto decide hablar con sus hijos y les dice que nadie es bienvenido y que los dejen tranquilos. Quince años después, todos los dioses son invitados a una fiesta de cumpleaños.
Leer más—Él debe nacer pronto.
— ¿Cómo haremos eso? — Se escucha preocupado. —Si ellos lo descubren… si ÉL se entera… no dudara en…—
—Shhh— Lo manda a callar enseguida. —Ni lo digas… es por eso que debemos pensar mejor en dónde lo vamos a enviar—
— ¿Cómo estas segura de que será él otra vez? — Se escuchan ecos de pasos. —No sabemos si va a recodar lo sucedido—
—Es por eso que deposité algunas de sus memorias en…—
Se escucha a lo lejos una puerta pesada abriéndose seguida de unos pasos que corren haciendo eco en la habitación.
— ¡Mis señores! — Grita una mujer angustiada. —Nos han llegado noticias… al parecer nadie se ha percatado de que… él va a renacer—
— ¡No sabemos si va a ser él mismo! — Grita histérico el hombre. —Estamos depositando nuestras esperanzas en alguien que… no tenemos ni la más mínima idea de si nos va a ayudar en esta… guerra—
—Lo hará, porque como decía… deposité algunas de sus memorias en su viejo báculo, ahora hay que enviarlo a la tierra lejos de las miradas curiosas—
— ¿Ya es hora? — Pregunta la voz nueva.
—Ya casi, debemos aprovechar que aún no se percatan de su presencia y cuando lo hagan, será demasiado tarde—
— ¿Cómo vamos a evitar que descubran su identidad? A ese nada se le escapa—
—Se podrá autonombrar como el señor de los cielos y amo de todo, pero nosotros sabemos que no es así— Suelta una ligera risa sarcástica. —Sólo es un mocoso malcriado, es todo… si tuvimos el poder para traer su alma de vuelta, tenemos el poder de hacerlo pasar desapercibido—
—Espero que tu plan funcione—
—Lo hará, he pensado en esto durante millones de siglos, he visto todas las posibilidades con su báculo y encontré la mejor ruta para hacer esto—
Un extraño sonido irrumpe en la habitación, haciendo que los presentes se queden callados al instante.
—Ya es hora…— Dice con pesar la primera mujer. —No te preocupes, cuidaremos de ti siempre y nos aseguraremos de que nadie se interponga en tu camino, hasta que llegue el momento… debes mantener un perfil bajo— Camina por la inmensa habitación. —Recuerda, debes buscar tu báculo en la tierra, no será fácil antes lo atentos ojos de él, ya que serás su predilecto y recuerda…—
Sus palabras se vuelven confusas, torcidas y poco claras.
— ¡Contamos contigo! —
Se escucha a lo lejos, como un alboroto que luego desaparece junto con las voces.
Despierto sobresaltada, empapada de sudor frío, paso mis manos por mi cabeza y tiro de mi cabello con suavidad, miro a mi alrededor y veo que estoy en mi habitación, rodeada de mis cosas, miro por la ventana y veo que aún es de noche, me levanto y me asomo por ella. Las estrellas están hermosas y tintinean con suavidad, dejo salir un pequeño suspiro.
—Ese extraño sueño otra vez— Paso mis manos por mi cuello de forma inconsciente, como si estuviera buscando algo que no está ahí. — ¿Qué significa? Si es que tiene algún significado—
Miro por encima de mi hombro y veo la puerta, una parte de mi quiere salir al jardín a pasear y despejar la mente, pero padre me tiene estrictamente prohibido salir de mi habitación a altas horas de la noche, dice que puede ser peligroso para mí.
Me levanto de mi lugar y decido hacer caso omiso a las advertencias de mi padre, con mucho cuidado abro la puerta y miro en ambas direcciones, al ver que ningún guardia está haciendo su ronda, decido escabullirme hasta los jardines. Caminar a oscuras en los inmensos pasillos me da cierta intranquilidad, pero al mismo tiempo me inyecta de adrenalina, las palmas de mis manos sudan un poco, mi corazón late con fuerza al punto de que lo puedo escuchar con claridad.
Luego de un largo recorrido por los pasillos, por fin veo la puerta de cristal que lleva a los jardines, camino hacia ella a paso firme y decidido, pero me detengo en seco cuando escucho unos pasos provenientes del pasillo contrario, con la mirada busco un escondite.
—Me siento ridícula haciendo esto— Resoplo con ligereza mientras me escondo detrás de una cortina.
Hacer esto me recuerda a cuando era niña y me escondía de papá, siempre me encontraba.
Los pasos pasan delante de mí y se detienen por unos instantes, poso mis manos sobre mis labios y aprieto con fuerza, mi respiración se vuelve cada vez más agitada y siento como un sudor frío recorre mi espalda, como si alguien me acariciara con la yema de sus dedos. Los pasos siguen su camino y una vez que se escuchan muy lejos, salgo de mi escondite con cuidado para luego apresurarme a salir al jardín.
Una vez fuera dejo salir un suspiro de alivio; Es la primera vez que desobedezco a papá, una parte de mí se siente mal, pero por otra parte… toda mi vida me la he pasado encerrada en este palacio y lo único que alivia mi agobio a este encierro es salir al jardín. Camino por los caminos de piedra y voy a mi lugar favorito, a lo lejos veo mi banco favorito rodeado de flores blancas y rosas, tomo asiento y veo al cielo, varios suspiros se me escapan, una y otra vez.
—Te ves muy pensativa, querida—
La voz del intruso hace que me levante de mi lugar de un salto y mira a mi alrededor asustada y temerosa.
— ¿Q-Quien anda ahí? — Pongo mis manos sobre mi pecho y las estrujo con fuerza.
—Tranquila querida, solo vine a decirte algo importante—
Una nube espesa se manifiesta frente a mí, que poco a poco se va transformando en un hombre alto, corpulento, con un rostro adornado por una espesa barba de color negra igual que so corta cabellera, parece que es mayor que mi padre, sus ojos grises me miran con atención, luego toma asiento en mi banca, invitándome a sentarme a su lado.
—Bueno querida… la verdad es que nos sorprendió mucho ver que eras… una mujer, todos esperábamos que fueras un hombre— Suelta una ligera risa. —Pensamos que serias él de siempre—
Llegamos hasta una enorme puerta, en donde raras veces mis padres hacen fiestas, al otro lado escucho varias voces, hablando de forma jovial y confianzuda, risas y carcajadas resuenan por mis oídos. Suelto a mi madre y ella pone ambas manos sobre la puerta abriéndola de par en par, la luz de la habitación me deslumbra por completo, pero cuando mis ojos se acostumbran veo a varias personas, mesas llenas de comida, postres y una gigantesca fuente de vino, la música resonando en cada rincón de la sala de fiestas, mi padre se acerca a nosotras con los brazos abiertos.—Cariño, que hermoso vestido tienes— Me abraza con algo de fuerza.—Gracias papá, pero estoy segura de que se vería mejor sin estos guantes y capucha— Digo con dificultad.—De eso nada, fue la condición— Acota mi padre, parece que ambos se pusieron de acuerdo para decirme exactamente lo mismo.Resoplo con fuerza, pero decido dejar de insistir, no quiero hacerles enojar.— ¡La cumpleañera! — Se acerca a nosotros un hombre de
—Está bien mamá— Sonrío débilmente.—Ahora, a dormir cariño… mañana será un hermoso y fantástico día para ti cielo— Mi madre hace que me gire sobre mis talones y con ligeros empujones me lleva hasta la cama, me acuesta para luego arroparme. —Hasta mañana cariño, descansa— Besa mi frente y se va, apagando las luces de paso.Madre me trata como si aún fuera una niña pequeña, no me molesta ni nada por el estilo, solo… me parece extraño, realmente nunca me ha platicado como fue con mis hermanos ni tampoco me ha dicho quiénes son, al único que conozco y fue por mera casualidad fue a Hermes.Doy vueltas sobre la cama una y otra vez, sin poder conciliar el sueño, miro el techo por varias horas, resoplo con fuerza varias veces.—Estoy demasiado ansiosa— Me levanto de la cama y voy a darme un baño, lleno la tina con agua caliente, el vapor inunda el cuarto de baño, miro sobre los estantes y busco las sales de baño que tanto me encantan. Rebusco en los frascos hasta que por fin las encuentro,
Una vez que termino de arreglar mi cabello salgo de la habitación emocionada, levanto un poco la falda de mi vestido y me apresuro a caminar por los pasillos. Mañana es mi decimosexto cumpleaños y mis padres me prometieron que me harían una fiesta. Llego hasta el salón principal, en donde está el trono de mi padre y madre, asomo la cabeza por el pasillo y veo que están hablando con alguien; Ellos me tienen estrictamente prohibido venir a esta parte del castillo en las mañanas, porque reciben gente, incluso me esconden de los extraños. Dejo salir un suave suspiro, mi ansiedad sube como la espuma y decido acercarme a ellos.— ¡Mamá, papá! — Me acerco a ellos apresurada.Al escuchar mi voz, ellos se giran hacia mí con los ojos abiertos de par en par, el joven que estaba hablando con ellos también se gira para verme.— ¡Cariño! — Chilla mi madre con horror mientras se apresura a mí para esconderme del hombre.—Hera por favor… no podrás esconderla para siempre— Dice el joven mientras se ac
— ¿“Nos”? — Pregunto curiosa, me giro hacia el hombre mientras tomo asiento.—Claro, pero eso no importa, no hemos perdido la fe en ti, querida— Suelta una ligera risa. —Debes saber que… mi presencia en este lugar supone un enorme problema si me descubren, arruinaría nuestros planes por completo——Entonces… ¿Qué hace aquí?, señor…. — Espero a que me responda.—Urano, querida, me llamo Urano—Al oír su nombre me levanto de golpe y lo miro con incredulidad para luego fruncir el ceño.—N-No es posible— Doy un paso atrás. —Mi padre me contó que… mi abuelo mato a mi bisabuelo— Digo con voz titubeante.— ¡Claro que no querida! — Dice de forma bonachona mientras se levanta y me toma de los hombros. —Cronos no me mato, solo fue…— Desvía la mirada y luego la regresa a mí. —Eso no importa ahora querida——Aún sigue ahí la pregunta…— Insisto.—Claro, ahí sigue esa pregunta querida, he venido para aclarar tu sueño, que en realidad no es un sueño, es un recuerdo— Me mira a los ojos con seriedad. —N
—Él debe nacer pronto.— ¿Cómo haremos eso? — Se escucha preocupado. —Si ellos lo descubren… si ÉL se entera… no dudara en…——Shhh— Lo manda a callar enseguida. —Ni lo digas… es por eso que debemos pensar mejor en dónde lo vamos a enviar—— ¿Cómo estas segura de que será él otra vez? — Se escuchan ecos de pasos. —No sabemos si va a recodar lo sucedido——Es por eso que deposité algunas de sus memorias en…— Se escucha a lo lejos una puerta pesada abriéndose seguida de unos pasos que corren haciendo eco en la habitación.— ¡Mis señores! — Grita una mujer angustiada. —Nos han llegado noticias… al parecer nadie se ha percatado de que… él va a renacer—— ¡No sabemos si va a ser él mismo! — Grita histérico el hombre. —Estamos depositando nuestras esperanzas en alguien que… no tenemos ni la más mínima idea de si nos va a ayudar en esta… guerra——Lo hará, porque como decía… deposité algunas de sus memorias en su viejo báculo, ahora hay que enviarlo a la tierra lejos de las miradas curiosas—
Último capítulo