Capítulo sesenta.
El aire dentro del castillo era imponente, cada pasillo irradiaba historia, fuerza, un sentido de pertenencia que Ylva nunca antes había experimentado.
Mientras caminaban juntos, tomados de la mano, ella no pudo evitar comentarlo.
—Este castillo es impresionante… —susurró, observando cada detalle con una mezcla de asombro y nostalgia—. Pero esto es diferente, la sensación... Aquí, me siento en casa.
Ethan no respondió de inmediato. Solo la miró de reojo, sintiendo que aquellas palabras contenían mucho más que una simple apreciación del lugar.
En su mente, lo pensó con certeza.
«Es tu casa»
Pero en voz alta, se limitó a decir con tranquilidad.
—Estás en tierras de lobos, mi amor. Aquí, la conexión es más profunda, que en cualquier otro lugar.
Ylva asintió y siguieron hablando de temas triviales, mientras avanzaban hacia el despacho de Aldric. El encuentro que estaba por suceder significaba más de lo que cualquier palabra podría expresar.
Finalmente, tocaron la puerta, al llegar.
La voz