Capítulo 8: Siete días y contando.
Una semana después:
Talsha, Sur del Continente.
—Maldito Darach.
—¿Todo bien?
Saija negó con fuerza, moviendo la cabeza de un lado al otro como un resorte. Apretando los papeles entre los dedos hasta que se convirtió en un gesto doloroso y la molestia burbujeo en sus entrañas. Sus ojos bailaron sobre el documento oficial una y otra vez. En las cláusulas y cuños que aprobaban tal cosa.
Ella estaba en muchos problemas.
—Lucian hizo este contrato inexpugnable por cualquier entidad mayor o menor en todo el maldito Continente —soltó con rapidez y apenas respirando, dejando caer el contrato matrimonial en el buró con un suspiro profundo.
—Deberías considerar ir a la guerra.
—¿Y morir todos? No gracias —recostándose al espaldar, Saija miró alrededor con cansancio—. Valgo más viva que muerta. Incluso desde lejos podré ayudar a Aaila, pero en una tumba solo me escucharán los dioses. No puedo hacerle eso.
Daviana asintió, lento y metódico, apretando los labios desde su asiento. Ella había creci