La primera vez que lo vio fue en una fiesta, en el "Baile Anual de Mortalvis", donde todos querían asistir y unos pocos eran invitados. Esa era la gran fiesta, donde príncipes, duques y marqueses, incluso los mejores comerciantes, reunían a sus herederos con el fin de asegurar beneficiosas alianzas dentro del continente. Esa noche en particular era como cualquier otra, solo que esta vez llevaban máscaras. Su cabello permanecía recogido en un moño alto, con un par de rizos rebeldes cayendo a los lados, y su vestido era de terciopelo rojo, a juego con un par de tacones negros de punta fina y gran altura. Se veía hermosa y radiante, sintiendo el cansancio en sus huesos después de un largo viaje. Así que se había aplastado en un rincón, tomado al menos tres copas de champán y aguantado tres bailes en lo que iba de velada. —Alegra esa cara, estás en una fiesta. —Si no me lo dices no me doy cuenta, querida —sonrió rodando los ojos, mirando al grupo que apenas entraba por la puerta pri
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