Mundo ficciónIniciar sesiónEl reloj de pared en la sala de Emma marcaba las diez de la mañana cuando decidió apagar su teléfono por enésima vez.
El nombre de Harry Withmore seguía brillando en la pantalla cada pocas horas, como si él no entendiera la indirecta o, peor aún, se negara a aceptarla.
Habían pasado casi dos semanas desde aquella noche en el bar, y cada día sin responderle se sentía como un castigo que ella misma no comprendía del todo.
Decía que era para “poner distancia”, pero la verdad era más cruda: tenía miedo. Miedo de lo que sentía cada vez que él sonreía, miedo del calor que subía por su pecho cuando la miraba demasiado tiempo, miedo de lo que significaba necesitarlo.
Harry era todo lo que no debía querer: un hombre herido, todavía marcado por su amor imposible hacia Violeta; un hombre que parecía tener el corazón siempre en otro lugar. Y sin embargo, cuando estaba cerca, el mundo de Emma parecía moverse a su ritmo.
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