El amanecer encontró a Elara y Kael todavía en la pequeña oficina de la señora Helena, ahora el epicentro de una crisis mucho más profunda que cualquier adquisición corporativa, la rendición de Kael era palpable, no una manipulación, sino el terror de un hombre confrontado con la vulnerabilidad de su sangre.
Kael se levantó, su postura ahora marcada por una nueva resolución, ya no la de un CEO dominante, sino la de un protector desesperado "La señora Helena está fuera, la seguridad la sacó de la mansión, no ha hablado, pero ella no es la amenaza, el secreto es la amenaza."
"La amenaza es la falta de control, Kael," corrigió Elara, cerrando el cuaderno de la antigua ama de llaves.
"Tu madre, mi condición, y ahora nuestro hijo, todo está conectado, me mentiste sobre mi inestabilidad. ¿Qué me oculta tu familia sobre tu madre?"
Kael se dejó caer en la silla, el peso de los años acumulados cayendo sobre él "Mi madre, Lysandra Orion... la versión oficial es que murió de una enfermedad degen