Elara no durmió, se movió de un lado a otro en la cama king-size, sintiendo la presencia poderosa y peligrosa de Kael a solo un metro de distancia, la nota arrugada, con su caligrafía femenina y elegante, ardía en su mente. “Sé de tu condición.”
"¿Quién más, Kael?" La pregunta salió como un susurro helado en la oscuridad.
Kael se despertó al instante, su reacción inmediata, felina "Duerme, Elara, ya te dije que la amenaza exterior fue neutralizada."
"No es Serena," insistió Elara, encendiendo la luz de la mesita, le arrojó la nota "Esto lo encontré en mi bata hace una hora ¿Quién en tu casa me ha estado vigilando, además de ti?"
Kael tomó el papel, leyó las tres palabras, y la frialdad en su rostro se transformó en una furia contenida, pero esta vez, Elara supo que la rabia no era dirigida hacia ella, era pura frustración.
"Es imposible," siseó Kael, levantándose de la cama, Elara notó la tensión en cada músculo, el control que ejercía para no destrozar la habitación "Mi red de seguri