Cuando Sofía despertó, se encontró completamente sola en aquella sala vacía.
De inmediato se levantó, sintiéndose mareada. Se colocó los tacones y salió. Justo cuando estaba a punto de cruzar la puerta, la enfermera apareció en la sala y se le acercó.
—Señorita, ¿ya se siente mejor? —preguntó.
Sofía asintió de inmediato y preguntó:
—¿Sabe dónde está la sala en la que se encuentra Anna?
La enfermera asintió y le indicó hacia dónde debía dirigirse. Sofía hizo caso, tomó las escaleras y se dirigió hacia la sala de Anna. Al llegar, vio el número en la puerta que la enfermera le había indicado.
La puerta estaba entreabierta, y ella se acercó para observar por la rendija.
Sus ojos se abrieron como platos al ver a Brian junto a Anna, sentado a su lado, acariciándola y mirándola con ternura. Aquello no hizo más que despertar los celos de Sofía, pues Brian jamás la había tratado así. Se dio cuenta de que Brian no era así con ninguna persona, solo con Anna. Se preguntó qué había hecho Anna para