Eve*
El fuego crepitaba, esparciendo sombras danzantes por el claro. La luna alta en el cielo parecía observarla, silenciosa y misteriosa. Eve se sobresaltó al sentir un peso sobre sus hombros: un abrigo cálido, impregnado con el aroma familiar que no sentía desde hacía un mes. Alzó la mirada y se encontró con los ojos de Damon, que se acomodó a su lado con un suspiro contenido.
Lo observó de reojo, pero algo no encajaba. Damon parecía... diferente. Distante.
"Esos lupinos... No reconozco a la mayoría. No son de Alicerce Azul, ¿verdad?" Su voz salió baja, pero firme.
Damon tardó un momento en responder, la mirada perdida en las llamas.
"Alguien nos está ayudando a reunir aliados."
"¿Quién?" Eve entrecerró los ojos.
"Averina. La conocí la noche de la fiesta en Alicerce Azul. Nos hicimos amigos. Fue ella quien me contó sobre su secuestro." El nombre salió de sus labios con un peso que revolvió el estómago de Eve.
No le gustó. No le gustó la manera en que pronunció el nombre de esa mujer