Alade*
Alade temblaba a cada paso, sintiendo el mundo girar a su alrededor.
Aaron se acercó sin decir nada y colocó un abrigo pesado sobre sus hombros. El gesto era silencioso, casi cómplice… Pero sus ojos?
Opacos. Distantes.
Colen descendió del barco con una elegancia teatral.
"Ah... Cuánto tiempo sin sentir el olor de esta tierra." murmuró con un placer enfermizo.
"Es tan bueno estar en casa."
"Esa no es tu casa." respondió Alade con la voz firme.
Colen giró el rostro despacio, como una serpiente que detecta movimiento en la oscuridad.
"Ah, querida..." El tono dulce escondía veneno. "No me desafíes de nuevo. Recuerda lo que hice con tu hermano."
Los puños de Alade se cerraron. La sangre latía bajo su piel. Pero ella tragó la rabia. Aún no era hora.
Aaron guió a los tres Alade, Astar y Heleana fuera de la embarcación. Los ojos de la joven corrían en todas direcciones. Vampiros armados. Lupinos olfateando el suelo.
Y ella… ella guiándolos hasta su casa.
Su propio corazón hecho pedazos