Capítulo 54 —La mancha
Narrador:
—Nerón… —dijo otra vez, como tanteando el sonido —No estoy segura de poder acostumbrarme a llamarte así.
—Lo vas a hacer —respondió él, apoyando la mano sobre su cintura desnuda —Ya lo estás haciendo. Y te queda perfecto.
Cleo sonrió, aunque no con total soltura. La manta resbalaba por su espalda mientras se acomodaba mejor sobre el pecho de Nerón. El calor de la chimenea les daba de lleno, y todo afuera, la tormenta, el mundo, los límites, parecía quedar lejano.
—No sé en qué momento todo se volvió esto —susurró ella, sin mirarlo directamente —Me desconcierta.
—¿Esto? —preguntó él, jugando con un mechón de su cabello.
—Tú y yo. Así. Sin pelear, sin empujarnos al límite. Sin máscaras.
—¿Y te molesta?
Cleo negó despacio.
—No. Me asusta.
Nerón dejó escapar una risa breve, ronca.
—A mí también. —Ella levantó la cabeza, sorprendida. Lo miró, y él sostuvo su mirada con una franqueza que rara vez mostraba. —No estoy acostumbrado a esto —dijo él —A... a habla