Capítulo 107—Asunto que atender
Narrador:
La mañana amaneció clara, y el olor a café recién hecho llenaba la cocina de la finca. Cleo apareció con el cabello aún húmedo de la ducha, descalza, en una de las camisas de Nerón que le quedaba demasiado grande. Él, sentado ya a la mesa, la miró de arriba abajo con esa media sonrisa que le derretía el estómago.
—Esa camisa no vuelve a mi armario —murmuró, extendiéndole la taza de café.
—Ya lo sé —respondió ella, aceptándola y dándole un sorbo —Huele demasiado a ti como para devolverla.
Nerón estiró la mano y le acarició la nuca, acercándola hasta darle un beso lento en la frente, como si quisiera grabar ese instante. Luego tiró suavemente de ella y la hizo sentarse en sus piernas, ignorando la silla vacía.
—Me malacostumbras —dijo Cleo, sonriendo contra su cuello mientras lo rodeaba con los brazos.
—Esa es la idea —replicó él, hundiendo la nariz en su cabello mojado, aspirando su olor a champú y a piel limpia —Quiero que todo lo demás te par