SINOPSIS El Socio de mi padre ¿Saben qué es lo prohibido?, ella es lo prohibido y me encanta, me gusta cuando se derrite en mis brazos. No importa si tiembla el piso o si truena el cielo, así la quiero, porque es el pecado que volvería a cometer. Axel Vega Lazcano. Él es fuego y es pasión, me enseñó lo que es el deseo y no me importa si se abre el infierno a mis pies, porque pagaría todas las consecuencias y que venga lo que tenga que venir, porque es algo que ya nadie podrá arrancarme. Amaia Domínguez García.
Leer másAxel Vega Lazcano
León, Guanajuato México
Circulaba por una Avenida muy transitada de la ciudad, muy consiente que ya iba tarde a recoger a Amaia, la hija de Mauricio, mi socio del despacho. El denso transito vehicular, no me estaba ayudando a llegar a tiempo y cuando pensé que podía encontrar una salida, no la pude tomar y tuve que seguir en la fila de autos, que parecía ser interminable.
Cerré los ojos un segundo, tenía que tener un poco de paciencia, estaba tratando de gobernarme a mí mismo y pidiendo a cuanto santo conocía, para que Amaia, me esperara ahí, ella era bastante desesperada y se suponía que yo, ya tendría que haber llegado por ella. Estaba pensando eso, cuando ella me llamó a mi celular.
–Hola Amaia ¿Cómo estás? – La saludé al responder su llamada – Escúchame cariño, ya estoy cerca de llegar por ti, no te desesperes.
–Hola Axel, ese “cerca”, me ha sonado a que estás bastante lejos, o que apenas vienes, o que se te ha olvidado pasar por mí – Respondió ella bastante enfadada, como era su costumbre – Ya no quiero estar aquí, estoy en la calle, me salí de la reunión porque llegó una mujer que no soporto.
–Está bien, espérame ahí afuera del lugar. Llegaré en cuanto se muevan todos los autos de la fila en la que estoy detenido – Le expliqué – Por favor, no te vayas a ir a otro lado. Tú padre, me ha pedido que vaya por ti.
Mauricio Domínguez es mi socio y el padre de Amaia, se le había presentado un inconveniente y yo lo estaba cubriendo al venir por ella a su lugar de estudios, siempre que estuviera en mis manos lo ayudaba, éramos un equipo y nos apoyábamos en lo que pudiéramos y este era uno de los casos.
–Ya lo sé, él también me dijo que vendrías tú, lo que no me dijo es que ibas a llegar tarde. Pero ya que, aquí te espero.
Ella era demasiado impaciente y bastante intolerante, estaba seguro que se había levantado de su silla y se había retirado de la junta sin siquiera dar una explicación, porque de seguro pensaba que lo que dijera la persona a la que se refería, no sería de su importancia.
–Sí cariño, ahorita llego.
Un milagro divino, movió la fila y pude apresurarme para llegar por ella, fue tan rápido que ella misma, se sorprendió cuando yo llegué a donde se encontraba, a los pocos minutos de colgar la llamada. Estaba ahí afuera del lugar y por primera vez, la vi con mucho detenimiento, traía un vestido corto muy arriba de las rodillas de color azul marino, zapatillas de tacón alto y su cabello suelto, lacio y precioso, peinado con una diadema de piedritas.
Se veía preciosa y ya no era aquella niña que corría por los pasillos del despacho, ya era una hermosa mujer y que mujer. Dejaba con la boca abierta a más de tres. Pero no debía pensar en eso, era demasiado joven para mí y yo ya estaba fuera del mercado, por así decirlo.
–Ya no te estaciones, Axel – Me indicó recargándose, en la puerta de mi lado – Ya me quiero ir, vámonos que esto ha sido un asco.
Se movió hacía un lado de la puerta y pensé que se alejaría, debía bajar para ayudarla a subir al auto, me había quedado mal colocado y necesitaba estacionarme, así no estorbaba al que quisiera pasar.
–Me tengo que estacionar, para bajarme para abrirte la puerta, cariño, permíteme. – Le indiqué.
–Que no, he dicho que no – Hizo un puchero y rodeo el auto, enojada para subirse ella misma – Ya vámonos, Axel por favor.
Como ya lo había dicho era bastante desesperada y no me dejó cumplir con mi función de caballero, no quería que creyeran que ya había perdido mis modales.
–Está bien, pero esos no son modos de subirte al auto, Amaia – Le reclamé mirándola fijamente a los ojos – No sé, ¿Qué es lo que te ha pasado? Pero al menos, ten la educación de saludarme, que no dormimos juntos.
–Si no lo hemos hecho, es porque tu no has querido prestarme una noche – Me miró como nunca lo había hecho – Hola, Axel y gracias por venir por mí ¿Así está mejor?
Eso que había dicho primero, causaba cierta inquietud en mi entrepierna, siempre dejaba pasar eso que me decía, no quería pensar con la otra parte de mi anatomía. Ella estaba prohibida.
–Sí, mucho mejor. Gracias, Amaia. – Hice oídos sordos a todo lo demás.
–De nada. – Dijo volteando los ojos.
Luego de mi reclamo por su falta de modales, nos alejamos del lugar para volver al tráfico que afortunadamente, ya no estaba tan pesado como hace unos momentos. Así que nos fuimos alejando en silencio. A lo que ella no se podía quedar sin averiguar.
–Axel ¿Qué traes tú? Tienes una cara fúnebre – Me hizo reír enseguida – Algo te ha pasado para que dejes de ser, el señor optimista.
–Sí, me han pasado muchas cosas y perdón por lo de ahorita, cariño. No quise desquitarme contigo, pero tengo muchos problemas con un cliente, con tu padre, con tu hermana y para colmo de todos los males, con Cecilia – Me disculpé justificando mi actitud para con ella – Necesito un respiro, necesito no sé, desconectar de todo.
Ella me miró con sus preciosos ojos cafés, enmarcados por sus pestañas chinas y tupidas. ¡Dios mío!, se veía tan hermosa, que me provocaba en ese momento, robarle un beso. Ella me tomó de mi mano libre con la que no sujetaba el volante y me dio un beso en ella. No sabía cuál era el terreno que estaba pisando, pero me movía todo el piso.
–Vámonos lejos Axel, yo tampoco quiero estar aquí. Estoy harta del Tec, de las viejas de ahí, de mi vida, de vivir con Alejandra y con el nefasto de su marido. Ambos lo necesitamos – No soltó mi mano, ni yo lo hice – Es sano, que vayamos a desconectar.
Esta jovencita decía justo lo que no quería escuchar, era una tentación andante y con cada insinuación, me ponía muy nervioso. No me reconocía cuando ella estaba conmigo, despertaba mi lado más primitivo y no sabía que postura tomar ante tantas indirectas de su parte.
–Amaia, no me puedo ir contigo así. Tu padre me mataría y también Cecilia – El principal problema, pues yo, no era libre – Vamos mejor, por algo que sé que nos va a relajar a los dos, pero antes dime ¿Bebiste algo en esa reunión en la que estabas?
Por ningún motivo dejaría que se embriagara en mi presencia, si ya había tomado algo antes de lo que le estaba proponiendo, mejor evitar que se pusiera peor, si ya traía algunas bebidas encima.
–Sí, unas copas de ron con cola, que por cierto estaban horribles. Pero no estoy ebria ni nada que se le parezca, ¿Me vas a invitar algo de tomar?
Capítulo 332 EpílogoAxel Vega LazcanoMexicali, Baja California, MéxicoEra difícil hacer que Amaia se sintiera segura de lo nuestro, más aún cuando yo mismo no sabía lo que podría pasar. Era cierto que Cecilia en un buen tiempo no me había seguido amenazando, pero eso no significaba que a pesar de haber logrado quitarme económicamente la mayor parte de mi patrimonio, ella no se iba a quedar en paz. Eso tenía yo en la mente y cierto o no, sabía que yo estaba mal, pero prefería tomar esas precauciones necesarias a exponer a mi bella Amaia a que esa loca la atacara. Eso era algo que yo no iba a permitir y mucho menos a concebir y ni hablar, no quedaba más que estar viviendo lo nuestro así de un modo incierto, algo que no me gustaba, pero que tampoco podíamos aspirar a nada más, al menos no de momento. Amaia tomó mi mano mientras caminábamos por las calles del centro de Mexicali, aquella noche de diciembre.–Axel, no quiero que sigas pensando tantas cosas – Me dijo con ternura – Me aleg
Capítulo 331 EpílogoAmaia Domínguez GarcíaMexicali, Baja California, MéxicoMeses despuésMi vida con Axel era ideal, era como la que habíamos tenido en León y como la que yo hubiera deseado seguir teniendo, si él no me hubiera apartado de su vida, de la forma en que lo hizo. Ahora no quedaba más que disfrutar de esos fines de semana que empezaban un viernes en la noche y terminaban un lunes por la mañana y en los que nos amábamos como locos y nos disfrutábamos mutuamente, pero no había más.Eso era todo lo que teníamos y lo que tendríamos, por no sabíamos cuánto tiempo y eso hacía mucho ruido en mi mente y también en mi corazón que latía muy asustado cuando me ponía a pensar en que me iba a volver loca si la vida o el destino alguna vez me pudieran separar de mi Axel. Eso era algo que no iba a poder aguantar y él, como siempre, leía mi mente a la perfección, otra de las razones por las cuales lo amaba.–Amaia, cariño. Tienes que dejar de atormentarte – Axel me abrazó contra su pech
Capítulo 330Axel Vega LazcanoMexicali, Baja California, MéxicoLo que dijo mi hermosa Amaia, me aceleró como nunca los latidos del corazón. Era hora ciertamente de reencontrarnos como la enamorada pareja que éramos y que nunca íbamos a dejar de ser, lo supe desde el momento en que hice mía a Amaia por primera vez. Había algo en su piel, en ella y en todo lo que teníamos juntos, que me tenía retenido, enamorado y cautivo y que no me dejaba ir de su lado y nunca dejaría que lo hiciera. Amaia se sentó en mis piernas como siempre hacía y empecé a besarla como siempre, con amor, con ternura, con deseo y con pasión y más que nada con todas las ganas reprimidas, pues desde el día que llegué a Mexicali, no la había podido hacer mía. Ella necesitaba espacio y necesitaba pensar las cosas y yo, le di ese tiempo hasta que ahora ha sido ella la que ha sugerido que nos reencontremos y yo, por supuesto, no me voy a resistir.–Mi rey, ¿Te podrás resistir a mis encantos? – Preguntó ella dulcemente,
Capítulo 329Axel Vega LazcanoMexicali, Baja California, MéxicoYo era, por mucho, el hombre más feliz del mundo, todos los fines de semana cuando me iba a Mexicali para ver a Amaia. No me importaba nada, ni el gasto, ni el tiempo, ni nada que me representara el esfuerzo de ir a verla, y ni siquiera era un esfuerzo para mí. Sentía y más que nada, sabía que todos los sacrificios que hacía por Amaia, bien valían la pena en el momento que llegaba a Mexicali y que ella me esperaba en ese lugar que ya habíamos elegido juntos para pasar los fines de semana. Era muy feliz al retomar lo mío con ella y lo demás me daba igual.Yo era feliz, con solo poder tener a mi hermosa mujer en mis brazos y el mundo podía rodar, por otro lado. Mis momentos felices y todo lo hermoso de mi vida, se lo debía a ella y solo a ella, a esa chiquilla preciosa que un día me dijo “yo solo quiero hacerte feliz” y vaya que lo ha hecho, me reí un poco cuando ella me abrazó por la espalda y de inmediato quería saber el
Capítulo 328Amaia Domínguez GarcíaMexicali, Baja California, MéxicoNo me podía poner difícil y no pude controlar las ganas de dejarme llevar, por lo que me hacía sentir mi Axel, siempre que estábamos cerca. Ese hombre de una y de mil maneras siempre se las ingeniaba para sacar esa parte de mí, esa parte mía que solo con él sale a flote y es la parte mía que solo quiere estar con él siempre y, ante todo, por encima de la razón y de toda lógica. Mi corazón le pertenece y siempre le va a pertenecer y por eso, aunque me puse difícil los primeros fines de semana que él fue a verme a Mexicali, lo cierto era que aguantar y contener mis instintos me estaba costando demasiado y él lo notaba.–Amaia, estaba pensando algo, mi reina – Dijo Axel, mientras me tenía entre sus brazos – Quisiera que busquemos un agente inmobiliario para rentar algo aquí en Mexicali.No hay necesidad de que busquemos otro sitio, yo me encuentro muy bien aquí, ya me adapté y está perfecto para lo del trabajo. Yo esto
Capítulo 327Amaia Domínguez GarcíaMexicali, Baja California, MéxicoAxel me sorprendía siempre de una y de todas las formas en que eso era posible y no lo podía creer para nada. No podía entender tampoco como era que él, siendo tan guapo y hermoso, podía estar aquí en Mexicali rogando por mí, cuando yo le había dado la libertad hacía unos meses de que rehiciera su vida en León con alguna mujer que fuera más afín con él y, sin embargo, aquí estaba frente a mí con esa sonrisa que amaba, con esos ojos preciosos que me desarmaban y que me decían tanto y al mismo tiempo, no me decían nada. Siempre había podido leer a Axel a la perfección y ahora, por primera vez en mucho tiempo, no podía hacer lo mismo, supuse que eso se debía al distanciamiento de tantos meses que, aunque pudiera pensarse que no nos afectó, sí lo hizo y de un modo que no lo pensé jamás.–Vaya, qué bonito cariño – Dijo Axel una vez que entramos a mi casa – Aquí es donde vive la mujer que yo tanto amo.Me daba gusto que a
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