89

Esa mañana, todo se sentía distinto en esa habitación del hospital, en realidad Alec había llegado temprano para visitarla antes de irse a la oficina, trayendo consigo ese aroma a perfume caro y café recién hecho que a Miranda solía gustarle, pero que hoy le revolvía el estómago.

Ella estaba sentada en la cama, con las manos entrelazadas sobre su regazo, apretando los dedos con tanta fuerza que los nudillos se le pusieron blancos. Cuando Alec se acercó para darle un beso en la mejilla, ella se tensó visiblemente, dando un pequeño respingo.

El hombre, que conocía cada gesto de ella, se detuvo y la miró con el ceño fruncido. La notaba un poco rara, esquiva.

—Miranda... —dijo Alec, buscando sus ojos—. ¿Te pasa algo? Estás temblando. ¿Te duele algo? ¿Debo llamar a la enfermera?

Miranda negó rápidamente con la cabeza, desviando la mirada hacia la ventana. Su corazón latía desbocado, martilleando contra sus costillas sanadas. Tenía un secreto, una sospecha que le quemaba por dentro, pero no
Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP