Capítulo Ochenta. Corazón de Piedra y Luna.
El primer paso fue como caer.
Un abismo sin aire ni suelo, solo oscuridad pura y el sonido de sus propios latidos.
Pero cuando sus pies tocaron piedra nuevamente, el Santuario Lunar los recibió.
Era un templo excavado en la roca misma de la montaña, tan antiguo que nadie recordaba quién lo había construido. El aire olía a magia dormida, a musgo y piedra mojada.
Runas plateadas ardían en las paredes, pulsando al ritmo de los corazones que habían entrado.
En el centro, una gran sala circular. En el techo, una grieta dejaba pasar un único rayo de luna. Y en el suelo, un círculo grabado con símbolos antiguos… el Círculo del Juicio Lunar.
Morgana, con voz grave, rompió el silencio:
—Aquí no basta la fuerza ni la sangre. La Luna os mostrará la verdad que teméis… y a cambio pedirá un sacrificio.
Rowan avanzó primero, el Rey Alfa, aunque su mirada temblara.
El círculo brilló bajo sus pies.
Del reflejo de la luna en el suelo surgió una figura: su pad