Capítulo ciento doce. El nombre del enemigo.
El amanecer se colaba entre las cortinas de la alcoba cuando Lyra despertó con el calor del cuerpo de Rowan a su lado. Durante unos segundos, el silencio era completo, roto solo por la respiración acompasada de Liam en la cuna cercana.
Rowan abrió los ojos al sentirla moverse y, sin soltarla, le susurró:
—Quiero que nos casemos.
Ella lo miró, aún entre la bruma del sueño.
—¿Ahora?
—No mañana. No dentro de un mes. Quiero que este reino nos vea construir algo distinto a partir de lo que casi nos destruye. Una ceremonia sencilla. Tú, yo… Liam. Nada más.
Lyra lo besó, despacio, con una sonrisa en los labios.
—Acepto.
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Horas más tarde, en la sala de estrategia, Solene irrumpió con una expresión que no dejaba lugar a dudas: había noticias importantes.
—Lo encontramos. El nombre de la bru