Capítulo Sesenta y Ocho. La verdad y la furia
El castillo entero parecía contener el aliento.
Lyra había regresado con Liam en brazos, cubierta de tierra, polvo lunar y cenizas de oscuridad. Rowan y Kael la escoltaban, cada uno a un lado, heridos pero firmes. Nadie dijo nada cuando entraron por las puertas principales. No hacía falta.
El niño estaba a salvo.
Y la Luna había despertado por completo.
Ewan fue el primero en acercarse. Revisó a Liam con delicadeza, murmurando palabras tranquilizadoras. Solene se arrodilló también, acariciando el rostro de su sobrino con un cuidado que no se permitía mostrar con nadie más.
—Estoy bien —aseguró Liam, valiente como siempre—. Mamá me salvó. Como siempre.
Kael tragó saliva al escucharlo. Rowan apretó los puños a su lado. Lyra lo abrazó con más fuerza, sin decir nada aún.
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Horas despué