Capítulo 32. Gala (parte 2)
En cuanto deja de verse al matrimonio, quito la mano de Abigail de mi brazo. El gesto no pasa desapercibido para mi madre, que estrecha la mirada con astucia.
Me paso la mano por la nuca por enésima vez, intentando disimular en medio de la multitud cómo en verdad me siento. Ivanna no llega y eso, lejos de la situación que tengo a mi alrededor, me afecta demasiado.
El moño de la pajarita me aprieta más de lo que debería, pero el verdadero nudo lo tengo metido en la garganta. La música suave se cuela por los altavoces, la gente ya llena la mitad del salón y soy vagamente consciente de que las mujeres a mi lado conversan de alguna estupidez. Sin embargo, yo solo miro hacia la entrada cada maldito segundo.
No debería importarme. No debería importarme ella.
«Pero lo hace, carajo».
La idea de verla entrar, con ese nuevo aire de independencia, con esa boca que todavía siento bajo la mía cuando cierro los ojos… ¡Maldita sea! Estoy al borde de perder la cabeza y ni siquiera ha llegado.
—Relá