Capítulo 8 —La deslealtad se paga.
Capítulo 8 —La deslealtad se paga.
Narrador:
Mientras salían del centro comercial, el sol de la tarde les pegó de lleno en la cara. Luigi caminaba con las manos en los bolsillos, en silencio, mientras Mateo lo observaba de reojo. Ya no se reía. Había algo en la forma en que Luigi apretaba la mandíbula que no encajaba con su tono de hace un rato.
—Te conozco, Mattos —dijo finalmente, con esa calma que siempre usaba antes de meter el dedo en la herida —Algo te está molestando.
Luigi soltó una carcajada seca, como para disimular.
—Tú crees conocerme demasiado, Adler.
—Créeme, lo suficiente para saber cuándo estás fingiendo. No has dejado de estar tenso desde que salimos de la mansión.
Luigi siguió caminando unos pasos más, como si estuviera evaluando hasta qué punto quería abrir esa puerta. Luego se detuvo junto a su coche, se giró, y lo miró fijo.
—No me vas a dejar en paz hasta que te lo diga, ¿no?
—No —respondió Mateo, sin dudar —No hoy.
Luigi apoyó las manos sobre el techo del coche y