La declaración de Ayla Karaman fue transmitida en cadena nacional a las 21:00. No hubo música de fondo, ni edición. Solo su voz, firme, clara, temblorosa en los bordes, pero imposible de ignorar.
> “No me escondo más. No me callo más. Lo que viví no fue una diferencia familiar. Fue una invasión. Y lo que mi hija enfrenta hoy, lo enfrenté yo en silencio. Pero ella eligió hablar. Y yo elijo acompañarla.”
Las redes estallaron. Las cadenas de noticias interrumpieron sus programas. Las columnas de opinión se dividieron entre quienes la llamaban valiente y quienes la acusaban de oportunismo. Pero lo que nadie pudo negar… fue el impacto.
Sedat Kara no respondió. No emitió comunicado. No apareció en público. Su equipo legal canceló entrevistas. Y en los pasillos del Ministerio, el silencio se volvió estrategia.
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En la mansión Aslan, Nehir observaba la transmisión desde el despacho. No se movía. No hablaba. Solo escuchaba. Cuando la imagen de su madre desapareció de la pantalla, ella cerr