Dos años atrás

Melisa

Enrique esperaba afuera de la habitación. Traté de ocultar mis nervios, pero me acosté con él y no tenía recuerdo ni siquiera de un beso. Anastasia era una atractiva joven de cabello negro brillante; tenía muchos rasgos de Khloe. Los ojos de ella eran de un café muy característico de los turcos; era un tono de café muy lindo.

No sé por qué Demetrio dijo lo que dijo, hasta a mí me dieron ganas de golpearlo. Ella era una chica sencilla, no del atractivo impactante de su hermana, pero sí era bonita. Esperábamos a que Khloe se bañara.

—¿Te sientes bien? —Negó—. ¿Era tu primera vez? —volvió a negar—. ¿Recuerdas todo? —afirmó.

—¿En verdad no recuerdan nada? —Ahora fui yo quien negó. Volvieron a tocar la puerta al tiempo que Khloe salía arreglada del baño.

—Debemos irnos. —Se miraron.

—No se pueden ir. —iban a refutar—. Fue evidente que alguien nos drogó a todos. Diecisiete personas no sabemos lo que ocurrió anoche, solo ustedes dos. Por favor, díganos qué pasó. —volvie