La luz del portal los envolvió completamente. Era como si el universo entero se hubiera comprimido en ese destello cegador, como si todo lo que había sido, todo lo que habían conocido, quedara atrás en ese instante. La sensación de ser arrastrados hacia un lugar desconocido fue inmediata. El suelo desapareció bajo sus pies, y lo único que podían percibir era la fuerza que los impulsaba a través de la oscuridad. No había peso, no había resistencia. Solo el avance sin fin hacia el abismo.

Samantha y Alexander se encontraron caminando en medio de una vasta extensión. No sabían exactamente qué sucedía, pero la sensación de haber cruzado algo monumental los envolvía. El paisaje a su alrededor era un vacío absoluto, una oscuridad infinita donde ni el tiempo ni el espacio parecían existir. No había tierra bajo sus pies, ni cielo sobre sus cabezas. Solo la sensación de estar suspendidos en algún punto intermedio, en algún lugar entre mundos, como si se encontraran en un limbo existencial.

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