Capítulo 58 – Sombras del Pasado.
Fernando Solano había pasado cinco meses recuperándose en la clínica privada, pero su verdadero refugio no era el edificio de paredes blancas, sino los brazos de Ángela. Se habían conocido casi un año atrás, en un banquete de negocios en el Hotel St. Regis. Ángela, con su puesto como directora de relaciones públicas en una firma consultora aliada a Ápex, había captado su atención con una sonrisa calculada y un vestido negro que dejaba poco a la imaginación. Esa noche, Fernando la invitó a su suite. Un beso urgente en el ascensor, manos exploratorias en el pasillo, sexo apasionado contra la puerta de la habitación, sus gemidos ahogados por la música del salón abajo. Desde entonces, se habían convertido en amantes secretos: hoteles discretos, cenas en restaurantes ocultos, noches en que él olvidaba su traición al cartel y ella fingía no saber quién era realmente él.
Pero ahora, con Fernando debilitado por la tortura de Armando, Ángela había sido su sombra constante. No como enfermera —e