Capítulo 37 – La Boda del Tirano.
El salón del hotel más exclusivo de la ciudad era un despliegue de opulencia que cortaba el aliento. Arañas de cristal colgaban como lágrimas congeladas. Mesas cubiertas de manteles de lino blanco, rosas rojas importadas de Holanda, copas de champán Dom Pérignon que costaban más que un salario mensual. Cámaras de televisión en cada esquina. Los flashes estallaban. La boda de Fernando Solano y Carla Vidal era el evento del año. El tirano coronado. La reina traicionera.
Fernando estaba en el altar. Esmoquin negro impecable. Solapa de terciopelo. Sonrisa de acero. Aplausos. Saludaban los accionistas, los políticos, los narcos disfrazados de empresarios. Pero sus ojos estaban vacíos. En su mente, el collar fundido en la morgue. Carla avanzó por el pasillo. Vestido blanco de encaje francés. Cola de tres metros. Velo translúcido que flotaba como niebla. Hermosa. Letal. Sus tacones resonaban como disparos sobre el mármol. En su mano izquierda, el ramo de orquídeas blancas. En su mente, plane