Capítulo 36 – El Trono Robado.
POV FERANDO.
Estoy sentado en la presidencia de Ápex. El cuero del sillón es frío. La sala de juntas huele a madera pulida y a victoria. Pero no siento nada. Los accionistas aplauden. Sus voces suenan lejanas. Compré el 45% de las acciones. Con los votos de los pequeños, controlo la mesa. Pero no todo.
Las acciones de Gabriela. El 35%. Ahora en manos de las mellizas. Sofía y Valeria. Y Adrián tenía un 5% más. 40% en total. Intocable. Un mensaje llegó esta mañana. De León. El maldito León.
–Velaré por los intereses de las niñas. No te temo, Fernando.
Apreté el teléfono hasta que los nudillos se me blanquearon. No sé dónde están. Nadie sabe. Desaparecieron. Como fantasmas, es como si hubieran muerto con ella.
Gabriela.
El nombre me quema. Aún veo su rostro en la morgue. El collar fundido. La cicatriz en la clavícula. La toqué. Estaba fría. Muerta. Lloré. Toda la noche. No por Ápex. No por el poder. Por ella. Por lo que fuimos. Por lo que destruí.
Pero ahora tengo el trono. Y lo usaré.
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