POV GABRIELA.

El aire en mi oficina olía a café quemado y miedo. No el mío, aún no, aunque lo sentía arañándome la nuca como un aliento frío. Era el miedo de Flor, que estaba frente a mí, sus dedos temblando mientras señalaba la pantalla de su laptop. Líneas de código, números, nombres. Un mapa digital de la podredumbre de Fernando, expuesta como una herida abierta.

“Es definitivo, Gabriela,” dijo Flor, su voz quebrándose en las sílabas finales. “Fernando está lavando dinero para el cartel del Pacífico. Y no es cualquier contacto. Es Armando López, el líder. Mira.”

La pantalla mostraba un correo electrónico, interceptado de un servidor que Flor había hackeado. *Entrega confirmada. 10M a la cuenta habitual. A.L.* Armando López. El nombre era un puñetazo en el estómago. En mi otra vida, ese nombre había sido un susurro en los titulares, un fantasma que nunca vi de cerca pero que siempre sentí acechando. Ahora, era real, y estaba ligado a Fernando. Mi exmarido no solo era un traidor; e