POV JARETH
Sus piernas abiertas eran una provocación descarada, un recordatorio de todas las veces que la usé para desahogarme sin pensar. Antes de Isabel me servía, me entretenía, me hacía sentir el amo que todos veían en mí.
Pero ahora… verla ahí solo me revolvía el estómago.
Me incliné sobre ella, una mano apretaba su garganta hasta hacerla jadear de placer y miedo. Mi mirada clavada en la suya, helada, implacable.
—No juegues con fuego, Celina —gruñí contra su oído—. No eres ella ni serás ella, jamás lo serás.
Su risa ronca me raspó los nervios.
—¿Y qué importa? —jadeó con descaro—. Si lo único que necesitas es un cuerpo para descargar tu rabia… úsame. Hazme gritar su nombre si quieres.
Ese fue el detonante.
Un rugido ahogado salió de mi pecho mientras la alzaba y la tiraba con violencia de vuelta contra el sillón de cuero. Ella gemía excitada y feliz de ver mi furia encendida, pero yo no lo hacía por ella. Yo solo veía a una sola mujer.
—Cállate. —Le puse la mordaza sin piedad, a