POV JARETH
Sus labios aún estaban contra los míos, tibios, temblorosos, y aunque se había resistido al principio, al final se rindió a la misma condena que yo, el maldito deseo que nos consume.
Cuando se apartó, la vi jadeante, con esa mezcla de furia y vulnerabilidad que solo ella podía tener.
Isabel era fuego y veneno al mismo tiempo. Y yo estaba cayendo, sin remedio, directo al infierno con ella.
No podía permitirlo, aunque ye era demasiado tarde. Pero ¿cómo demonios se frena algo que te atraviesa hasta los huesos?
La tomé de la barbilla obligándola a mirarme.
—No vuelvas a dudar de lo que siento, Isabel. Podré mentirle al mundo entero… pero a ti jamás.
Ella tragó saliva, intentando mantener la coraza, pero sus ojos me lo gritaban todo: miedo, dolor, y esa atracción maldita que nos une.
—Ummm, claro, ¿y es por eso que embarazaste a Celina?— suelta empujandome, pero apenas si pudo moverme. Suspiré tensando la mandíbula, Celina habia sembrado una semilla de duda en ella que