Aiden no dejó de acariciar el vientre de su esposa. El solo pensar que si su plan hubiera fallado solo un paso ella y sus bebés estarían en riesgo lo mataba en vida.
Había pasado dos semanas desde que se apoderó de la libertad de Matt, semanas en las que ha obligado a su esposa a mantenerse en cama y descansar todo lo que no había descansado estando en ese lugar al que accedió a dejarla ir porque sabía que Matt sería lo suficientemente estúpidø como para intentar algo.
―¿No hablarás al respecto conmigo? ―Osiris lo miró suplicante. ―Cielo, has estado demasiado enojado y eso no me gusta. ―Suspiró, Aiden es cruel y frío cuando está realmente enojado y conocer ese lado de él no le ha gustado nada.
―No vayas a llorar. ―Gruñó. ―¡Pisaste una mina! ―Tal recordatorio le hizo vibrar el corazón a Osiris. ―Por poco te pierdo. ¿Cómo pudiste ser tan irresponsable?
―Era solo una niña.
―¡También llevas a dos en tu vientre! ―Osiris lo miró asombrada, no por su grito, sino porque asegura que los bebés