―Lo sé, por eso te lo recuerdo. ―Besó su frente. ―Tendremos que ir por nuestro hijo y después con el barón. ―Osiris asintió y antes de poder tomarle la mano se detuvo, ellos no pueden estar dando esas demostraciones de cariño en público, es algo que le harta y le parece patético.
Izan estaba sentado en una silla sin poder moverse bajo la aguda mirada de su tutora quien a su vez también mira con severidad al compañero de Izan. Ambos niños cruzaban miradas y se hacía más evidente que no se soportaban ninguno de los dos.
―Es inaudito. ―Soltó la mujer sin poder callarse o detener su reprimenda. ―Dos nobles, el mismísimo príncipe actuando de manera tan grotesca y violenta. ―Negó. ―No es propio de la realeza, no es lo adecuado. ¡Son caballeros! ―Exclamó al borde de la locura. ―No es nada elegante lo que han hecho, ¡Nada elegante! ―Al escuchar la puerta se puso en pie. ―Príncipe, princesa. ―Hizo una reverencia. ―Conde, Condesa. ―Saludó a las dos parejas.
―Buenas tardes. ―Saludó Osiris rec