Ana quien estaba a punta de besarlo se paró en seco, verlo tan nervioso la hizo gruñir, así que tirando de una toalla se envolvió para salir.
―Dame ese móvil. ―Tendió la mano en dirección a su hija, pero Kalen desde atrás le imploró a su pequeña que no lo hiciera. ―Stormi, dame el móvil, ya. ―La niña lo bloqueó y se lo mostró.
―Han cerrado. ―Susurró.
―¿Por qué te pones así? ―Kalen le quitó el móvil a la niña. ―Debes controlar esos celos, tormenta, tu hombre no te cambiará por nadie más. ―Sonrió como el tonto que está hecho.
―Sé claramente que no me traicionarías, pero esas mujeres al parecer no lo comprenden. ―Suspiró, se pone loca de los celos. ―Vamos a ducharnos y tú, señorita, baja a desayunar, te alcanzaremos allá. ―Se metió al baño dejándolos a solas.
―Valiente, ¿Acaso quieres quedar sin padre? ―Miró a su hija más que asustado. ―Ahora debo dar explicaciones y sabes que no puedo decirle nada al respecto.
―Lo siento, papi, creí que mamá ya había bajado. ―Lo miró con ojitos de