Ana gimió por la sensación en su sexø, ella estaba dormida, pero aquello se sentía tan real que le fue imposible no desear más de lo que sea que estaba pasando. Al abrir los ojos y encontrar a su hombre con la cabeza hundida entre sus piernas, gimió con más fuerza, ha sido demasiado morboso despertar y verlo ahí saboreándola como si fuera la primera vez.
―Despertaste. ―Kalen se separó de ella y lamió sus labios sin quitarle la mirada de los ojos, está tan enojado que ha sido capaz de soltarla aún en contra de su voluntad.
―¿Qué haces? ―Ana movió sus caderas. ―Amor… vuelve ahí y sigue, te lo suplico. ―Ella pasó de la resaca, lo único que desea es a su hombre.
―Mujeres. ―Dijo Kalen sin prestarle atención a su excitación, lo cual era difícil porque tiene el aroma de su coño impregnado en su barba. ―¿Qué es esto? ―Ana quiso ponerse en pie, pero algo no le permitió moverse, al fijarse en sus manos estaba atada y sus pies de la misma manera.
―¿Qué está pasando? ―Lo miró bastante nerviosa. ―