Capítulo 75

El precio del origen.

El cielo sobre la isla del Caribe amaneció con un celeste pálido, casi temeroso, como si supiera el peso de los secretos ocultos tras sus palmeras.

El sol no había terminado de alzarse cuando el helicóptero descendió en la pista improvisada; una franja de tierra firme rodeada por manglares y matorrales.

Isabela bajó con determinación de la cabina, tratando de ignorar el cosquilleo extraño que sentía en el estómago.

A su lado, Julián la ayudó a dar un paso: la brisa caliente traía consigo un aire de amenaza. Gabriel, acunado por el vendaje y la férrea voluntad, se apoyó en la muleta mientras Silvio y dos escoltas armados cerraban la comitiva.

—Nunca imaginé venir aquí —murmuró Isabela, apenas audible—. Este fue el punto de partida de tu pesadilla, mamá.

Julián no respondió de inmediato. En cambio, apretó los puños y clavó la mirada en el horizonte marino.

—Para mí también es un segundo nacimiento —dijo con voz grave—. Aquí comenzó mi carrera y tambié