Con prisa, Lyra y Raffael lograron escapar de la persecución del secretario Lucas.
Por suerte, la estantería se cerró justo antes de que el hombre pudiera verlos.
Lucas tampoco sabía qué tipo de habitación se ocultaba tras el despacho de su jefe.
Aunque era el hombre de confianza del presidente Antonio, no conocía todos los secretos, incluido lo relacionado con Elia.
—¿Cree que el señor Lucas nos denunciará ante el presidente Antonio? —preguntó Lyra con preocupación.
—Tranquila, parece que no se dio cuenta de que éramos nosotros. Lo mejor será subir y salir de esta casa cuanto antes.
Raffael seguía sujetando la mano de Lyra sin soltarla.
Con cautela, logró sacarla de la casa.
—¿Quieres que te lleve a casa o prefieres que vayamos a buscar esa dirección ahora? —preguntó Raffael mientras conducía.
—Tengo mucha curiosidad por esa dirección. Pero parece estar bastante lejos. Si estás cansado, podemos ir mañana. Solo te pido que no me lleves a casa. Déjame en un hotel, prefiero dormir allí