Ilayen no detuvo aun después de escucharla protestar por el intenso estímulo. Continuó el asalto a su clítoris tanto que eres desesperante, su lengua y labios, los dos a la vez rodeaba y acariciando el sensible capullo. Casi lo muerde entre sus colmillos sabiendo que eso la volvería loca y la haría correrse, pero deseaba más que lo hiciera cuando su boca estuviese contra su entrada.Aun así, lo raspó con la punta, lo justo para escocer y hacerla gritar. El dolor y el placer se le estaba uniendo en una fina línea haciéndola temblar.El príncipe bajó dos dedos para deslizarlos dentro de ella fácilmente, sus paredes se abrieron dándoles paso hasta que estos estuvieron enterrados hasta los nudillos. Sus paredes lo apretaron con fuerza, casi quemándolos a la vez que el comenzó a bombearlos, sacándolos y metiéndolos con un ritmo constante, cada vez que los enterraba su sexo lo engullía como queriéndolos dejar allí. Si hacía eso solo con sus dedos no quería imaginarse cuando estuviese dentro
Ilayen repasa con la mirada el cuerpo de ella de arriba abajo hasta que sus ojos se clavan en el sexo de ella aun temblando por el orgasmo recién, que la había dejado sin aliento y desparramada en la cama. Lo mejor de ella en ese momento era su expresión, relajada, como si estuviese en las nubes. El aire cargado con el aroma de su excitación, y su respiración entrecortada llenan el silencio de la habitación. Sonrió complacido jurándose que la haría pasar muchas noches más así, por ahora solo marcaría en sus recuerdos este momento para que ella no pudiese olvidarse de él nunca.Él se enderezó entró los muslos sin fuerza de ella guiando su miembro en dirección a su sexo, presionando la punta contra sus labios húmedos e hinchados. Lenta y de forma deliberada, Ilayen arrastra su longitud por sus pliegues de arriba abajo, separándolos con cada pasada que daba. El calor del interior del ella contra su piel sensible de su glande le hace gemir bajo y soltar un gruñido apretando sus dientes. E
Ilayen comenzó a moverse, retirándose casi por completo antes de volver a golpear su interior, marcando un ritmo implacable. Su boca devoraba la de ella entrelazando sus lenguas, ambos sumidos en un crudo placer nuevo para ambos. Por un momento el príncipe pensó que el enlace que ella tenía la haría sufrir durante el proceso, pero había dos opciones.O no lo sentía al ser él su mate… o ella era demasiado buena ocultando el dolor que azotaba su cuerpo de ser tocada por otro lobo que no era su pareja. Esperaba que no fuera lo segundo porque a culpa que sentiría lo abrumaría. Era increíble lo mucho que uno podría llevar a valorar a esa loba bendecida para caminar a su lado en la vida.Besó con más ansias a la reina. Sus brazos envolviéndola como podía y dejando caer su cuerpo contra el de ella. Sus caderas chocaban y lo húmedo durante el roce de piel a piel llenando de sonidos toda la habitación.Los pechos rebotan rozándose contra el duro de él con cada embestida, sus gemidos se vuelve
-Demonios, ya estás comenzando a apretar mi nudo- Ilayen jadea sus caderas sin detenerse, cada embestida empuja más profundo su miembro.La punta de su glande golpea el cérvix de ella con una mezcla de dolor y placer. Sus fluidos lo cubren, goteando por sus testículos y muslos, haciendo un desastre entre ambos.Asya muerde el costado del cuello de él en busca de enfocarse. El placer la estaba abrumando. Su cuerpo se retuerce, abrumado, sus manos arañando la dura espalda de él mientras intenta anclarse. Él es implacable, la excitación impulsa su ritmo de las caderas de ambos y las feromonas del príncipe cada vez son más densas.Mía- gruñe, su voz desbordando el dominio de todo macho sobre su mate- Eres mía, recuérdalo.Sus gritos de Asya se intensifican sin importarle si alguien podría escucharlos desde afuera, su mente no podría pensar en eso. Su sexo se estremece alrededor del gran falo que la atravesaba mientras la empuja hacia otro límite. Siente su cérvix ablandarse bajo sus impla
Ilayen gruñó por última vez cuando se detuvo en seco con el nudo explotando por completo dentro de su mate. Este creció tanto que no lo pudo mover atorándose dentro de sus paredes y dejando el glande empujando su cuello uterino donde el chorro de semen pronto comenzó a llenar el interior del útero de la loba con chorros calientes. La sensación fue tan fuerte que intentó seguir embistiendo para alegar su orgasmo, pero no puso. Estaba agarrando tan fuertemente su miembro que si se movía podría lastimarla, ordenándolo y extrayendo cada gota que tenía dentro.Asya debajo de él solo podía gemir tras haberse corrido junto a él. Su sexo se contraía una y otra vez, alrededor de su pene duro y que demoraría en descender, sus fluidos mezclándose en su interior apenas si se filtraban por lo grande del nudo.Asya sentía el semen dentro de su vientre y como seguía derramándose, llenando este, como si no tuviera fin. Esta vez no se sintió para nada desagradable, más bien, la sensación era sumamente
Con cuidado y para ponerlos más cómodos Ilayen la agarró de la cadera y el otro brazo rodeó su cintura por debajo y con un rápido movimiento para no lastimarla se dejó caer de lado atrayéndola hacia su cuerpo. Un gemido lastimero salió de ella dado que el nudo tiró de su interior hasta que él acomodó una pierna encima de sus piernas haciendo que su miembro se acomodara al ángulo perfecto.-Shhh- solo fue un momento. Dejó salir sus feromonas para que ella se calmara. La cabeza de Asya cayó sobre la almohada debajo de ella jadeando. Sus ojos se cerraron en un intento de descansar. No podía mentir. Estaba tan agotada que sentía que podía quedarse dormida en cualquier momento. Algo que siempre ocurría cuando se encontraba en contacto con Ilayen, su insomnio se desvanecía.Las manos de él, aún ansiosas de contacto por ella, se deslizaron bajo el cuerpo de la loba en busca de más carne, encontrando sus pechos. Con una leve sonrisa los ahuecó con suavidad al principio dado que estos se sentí
El calor de tras de su espalda ya no estaba, pero a cama hundida cerca de su cadera y el olor de las feromonas de lobo le indicaban que no estaba sola. Y como estarlo si podía sentir aquello moverse dentro de ella.-¿Ilayen que me estás haciendo mientras intento dormir?- gruñó ella con voz pastosa restregándose los ojos. Dio un bostezo e intentó moverse, pero la mano de él mantuvo su cadera en su lugar de lado.-Nada, preciosa, solo estoy limpiando el desastre que hay aquí atrás- había un deje de burla en sus palabras que la hizo fruncir el ceño.-Siento más que estás jugando con mi cuerpo.-Es que es imposible no hacerlo. Eres hermosa y tentadora- el lobo se inclinó y besó el borde de su cadera- podría estar besándote y tocándote todo el día.Asya se rio.-Pareces un lobo puberto con lo que dices- se acomodó más en la almohada. A quien mentía, ella se sentía realmente bien. Era la primera vez que podía despertar con esta sensación de ligereza, aunque su vientre se sentía pesado.Ilay
Asya se removió en la cama. Un grueso rayo de sol golpeó sus párpados y aunque no podía ver el calor se sentía sobre su piel delicada e hinchada de haber derramado lágrimas él día anterior. Estaba aturdida, cansada, y como no estarlo si el lobo detrás de ella la había estado torturando todo el tiempo hasta que ya no podía ni respirar. Puede sentir, esta vez, el peso del grueso brazo de él que cae sobre su cintura, la calidez de un cuerpo apretado contra su espalda que la hace sentir segura y como sino tuviera que preocuparse por nada en esta vida. Incluso olvidarse de su realidad. La respiración suave de él agotado por toda la actividad que habían tenido se sentía relajante. Incluso aplacaba la picazón incomoda de su marca.Sonrió imaginándose despertar así todos los días. No se sentía tan mal. Por el contrario, estar así al lado de alguien no importaba que no tuviera ningún título era gratificante. Ella era reina, vivía como tal, tenía un pabellón hermoso, lleno de lujos. Sus ropas e