Ilayen posó sus manos sobre las de ella recorriéndolas por sus hombros anchos y fuertes para que ella pudiera sentir todo lo que se le había desarrollado. La tela de su túnica se había soltado dejando todo su torso expuesto para que ella pudiera palparlo. Por sus brazos mucho más grandes que cuando se había ido, cada curvatura, cada vena marcada sobre estos y ella los iba dibujando con sus dedos. Incluso las manos de Ilayen la soltaron y ella siguió explorando.Una vez que repasó sus brazos sintiéndose satisfecha no tardó en llegar a su pecho mucho más grande y fornido de lo que recodaba, hasta sus manos se sentían pequeñas. Lo escuchó reírse un poco ante sus roces, quizás porque estaba tan sensible que le provocaba cosquillas. El vientre a continuación era duro y marcado, ya antes era así, pero ahora parecía más sólido.-¿Te gusta lo que has tocado hasta ahora?- lo escuchó preguntarle.Asya alzó la mirada deseando poder verlo en ese momento. Seguro que la expresión del lobo era todo
Ilayen dejó salir un jadeo de sus labios mirando tan fijamente los pechos de ella que no pudo evitar llevar sus manos allí y acunarlo entre sus manos. Estos se sentían suaves y ligeramente pesados, con el tamaño perfecto para él amasarlos y donde los pezones endurecidos rozaron su palma.-Demonios, eres tan perfecta- se relamió los labios mientras murmuraba. Gruñó en su garganta atrapando los pezones entre sus dedos y presionándolos, estimulándolos, quizás con un poco más de fuerza de la que debía ya que era la primera vez que hacía algo como eso, ya que Asya agarró sus muñecas deteniéndolo.-Esa zona es muy sensible y delicada- la voz de ella estaba entrecortada- hazlo más suave, presiónalos ligeramente darle vueltas con los pulgares.Ilayen siguió cada una de las indicaciones de ella al pie de la letra. Y si sintió la diferencia, cada vez estaban más duro y su boca salivaba. No esperó mucho para abrirla y lamer uno de ellos con su caliente lengua. La sintió removerse contra él y sol
Ilayen no detuvo aun después de escucharla protestar por el intenso estímulo. Continuó el asalto a su clítoris tanto que eres desesperante, su lengua y labios, los dos a la vez rodeaba y acariciando el sensible capullo. Casi lo muerde entre sus colmillos sabiendo que eso la volvería loca y la haría correrse, pero deseaba más que lo hiciera cuando su boca estuviese contra su entrada.Aun así, lo raspó con la punta, lo justo para escocer y hacerla gritar. El dolor y el placer se le estaba uniendo en una fina línea haciéndola temblar.El príncipe bajó dos dedos para deslizarlos dentro de ella fácilmente, sus paredes se abrieron dándoles paso hasta que estos estuvieron enterrados hasta los nudillos. Sus paredes lo apretaron con fuerza, casi quemándolos a la vez que el comenzó a bombearlos, sacándolos y metiéndolos con un ritmo constante, cada vez que los enterraba su sexo lo engullía como queriéndolos dejar allí. Si hacía eso solo con sus dedos no quería imaginarse cuando estuviese dentro
Ilayen repasa con la mirada el cuerpo de ella de arriba abajo hasta que sus ojos se clavan en el sexo de ella aun temblando por el orgasmo recién, que la había dejado sin aliento y desparramada en la cama. Lo mejor de ella en ese momento era su expresión, relajada, como si estuviese en las nubes. El aire cargado con el aroma de su excitación, y su respiración entrecortada llenan el silencio de la habitación. Sonrió complacido jurándose que la haría pasar muchas noches más así, por ahora solo marcaría en sus recuerdos este momento para que ella no pudiese olvidarse de él nunca.Él se enderezó entró los muslos sin fuerza de ella guiando su miembro en dirección a su sexo, presionando la punta contra sus labios húmedos e hinchados. Lenta y de forma deliberada, Ilayen arrastra su longitud por sus pliegues de arriba abajo, separándolos con cada pasada que daba. El calor del interior del ella contra su piel sensible de su glande le hace gemir bajo y soltar un gruñido apretando sus dientes. E
Ilayen comenzó a moverse, retirándose casi por completo antes de volver a golpear su interior, marcando un ritmo implacable. Su boca devoraba la de ella entrelazando sus lenguas, ambos sumidos en un crudo placer nuevo para ambos. Por un momento el príncipe pensó que el enlace que ella tenía la haría sufrir durante el proceso, pero había dos opciones.O no lo sentía al ser él su mate… o ella era demasiado buena ocultando el dolor que azotaba su cuerpo de ser tocada por otro lobo que no era su pareja. Esperaba que no fuera lo segundo porque a culpa que sentiría lo abrumaría. Era increíble lo mucho que uno podría llevar a valorar a esa loba bendecida para caminar a su lado en la vida.Besó con más ansias a la reina. Sus brazos envolviéndola como podía y dejando caer su cuerpo contra el de ella. Sus caderas chocaban y lo húmedo durante el roce de piel a piel llenando de sonidos toda la habitación.Los pechos rebotan rozándose contra el duro de él con cada embestida, sus gemidos se vuelve
-Demonios, ya estás comenzando a apretar mi nudo- Ilayen jadea sus caderas sin detenerse, cada embestida empuja más profundo su miembro.La punta de su glande golpea el cérvix de ella con una mezcla de dolor y placer. Sus fluidos lo cubren, goteando por sus testículos y muslos, haciendo un desastre entre ambos.Asya muerde el costado del cuello de él en busca de enfocarse. El placer la estaba abrumando. Su cuerpo se retuerce, abrumado, sus manos arañando la dura espalda de él mientras intenta anclarse. Él es implacable, la excitación impulsa su ritmo de las caderas de ambos y las feromonas del príncipe cada vez son más densas.Mía- gruñe, su voz desbordando el dominio de todo macho sobre su mate- Eres mía, recuérdalo.Sus gritos de Asya se intensifican sin importarle si alguien podría escucharlos desde afuera, su mente no podría pensar en eso. Su sexo se estremece alrededor del gran falo que la atravesaba mientras la empuja hacia otro límite. Siente su cérvix ablandarse bajo sus impla
Ilayen gruñó por última vez cuando se detuvo en seco con el nudo explotando por completo dentro de su mate. Este creció tanto que no lo pudo mover atorándose dentro de sus paredes y dejando el glande empujando su cuello uterino donde el chorro de semen pronto comenzó a llenar el interior del útero de la loba con chorros calientes. La sensación fue tan fuerte que intentó seguir embistiendo para alegar su orgasmo, pero no puso. Estaba agarrando tan fuertemente su miembro que si se movía podría lastimarla, ordenándolo y extrayendo cada gota que tenía dentro.Asya debajo de él solo podía gemir tras haberse corrido junto a él. Su sexo se contraía una y otra vez, alrededor de su pene duro y que demoraría en descender, sus fluidos mezclándose en su interior apenas si se filtraban por lo grande del nudo.Asya sentía el semen dentro de su vientre y como seguía derramándose, llenando este, como si no tuviera fin. Esta vez no se sintió para nada desagradable, más bien, la sensación era sumamente
Con cuidado y para ponerlos más cómodos Ilayen la agarró de la cadera y el otro brazo rodeó su cintura por debajo y con un rápido movimiento para no lastimarla se dejó caer de lado atrayéndola hacia su cuerpo. Un gemido lastimero salió de ella dado que el nudo tiró de su interior hasta que él acomodó una pierna encima de sus piernas haciendo que su miembro se acomodara al ángulo perfecto.-Shhh- solo fue un momento. Dejó salir sus feromonas para que ella se calmara. La cabeza de Asya cayó sobre la almohada debajo de ella jadeando. Sus ojos se cerraron en un intento de descansar. No podía mentir. Estaba tan agotada que sentía que podía quedarse dormida en cualquier momento. Algo que siempre ocurría cuando se encontraba en contacto con Ilayen, su insomnio se desvanecía.Las manos de él, aún ansiosas de contacto por ella, se deslizaron bajo el cuerpo de la loba en busca de más carne, encontrando sus pechos. Con una leve sonrisa los ahuecó con suavidad al principio dado que estos se sentí